Un mundo de sombras – Capítulo 2

| miércoles, 3 de abril de 2013

Capítulo 2 – Un portal hacia el vacío
Burghok seguía asustado en su cama, aunque aquellos susurros habían cesado, no sabía lo que se iba a encontrar, a su lado encima de la mesa se encontraba el libro que le había robado a Ner’zhul, temía que este lo descubriera y planeó como deshacerse de él. Salió al campamento y escuchó como unos guerreros orcos comentaban lo que había sucedido el día anterior, que habían traído el draenei al poblado y que Ner’zhul se lo había llevado a su cabaña. Tenía que deshacerse de aquel libro lo antes posible, si su maestro lo descubría el castigo podría ser mortal. No podía devolverlo a su dueño, ya que seguramente se habría percatado de su ausencia, entonces barajó dos posibilidades, deshacerse de él, o esconderlo en la casa de alguien, para que Ner’zhul creyera que había sido otro el culpable de aquel acto. Había un compañero con el que Burghok competía, su principal enemigo como aprendiz, pensó que sería una buena idea entregarle el libro a él sin que se diera cuenta, eso restaría puntos frente a Ner’zhul si lo descubría y quizás dejaría de instruirle, aquel alumno al que quería dejar fuera de juego no era ni más ni menos que Gul’dan.
Mientras tanto Ner’zhul buscaba el libro, debía recuperarlo, si caía en manos indebidas podría ocasionar mucho daño, no podía permitir que su raza, cegada por el poder, quedara casi extinguida por ellos mismos. Mientras Gul’dan practicaba en los campos de Draenor la magia, Burghok se coló en su cabaña y dejó el libro en su bolsa, en la que llevaba sus apuntes y sus otros libros de hechizos, y se marchó lejos del poblado, cargó su mochila con comida y agua, y se alejó de la multitud para reflexionar sobre lo que había pasado. Tardó varios días en volver al poblado, pero Burghok no esperaba lo que iba a ver en los siguientes días. Todo seguía normal, como si nada hubiese sucedido, estaba confuso, ¿habría recuperado su libro Ner’zhul? ¿qué habría ocurrido con Gul’dan? Para comprobar lo que había pasado fue a visitar a Gul’dan, este lo invitó a pasar y los dos se sentaron en la mesa.
-   ¿Dónde has estado estos días? Ner’zhul está muy enfadado después de lo que ocurrió la otra noche.
-   ¿Qué fue exactamente lo que ocurrió? – preguntó Burghok
-   Encontraron un Draenei moribundo, tenía heridas por todo el cuerpo pero no estaba muerto, Ner’zhul se lo llevó para investigarlo y desde ese día está muy raro, como buscando algo. Pero no me has dicho donde estabas.
-   Fui al campo a buscar draeneis para practicar un poco.
-   ¿Tres días? Tu también estás muy raro. Mira lo que me encontré en mi bolsa el otro día, un libro de hechizos. – a Burghok le inundó el miedo, Gul’dan tenía el libro y lo había leído.
-   ¿Hechizos? ¿Qué tipo de hechizos?
-   No lo se, parecen rituales de algún tipo, pero no se como llegó a mi bolsa. ¿Quieres ir a practicarlos esta noche, cuando todos estén durmiendo?
-   No sabemos que rituales son esos, ¿no sería mejor dárselo a Ner’zhul para que lo viera?
-   ¿Acaso tienes miedo? No me lo esperaba de ti, estás muy raro, normalmente hubieras sido tu el que me lo sugiriera. No se qué te pasa, ¿no tendrás tu algo que ver con lo de la otra noche?
-   ¿Yo? No se de que me hablas – Burghok estaba demasiado nervioso, le sudaban las manos y no sabía que responder. – Esta bien, esta noche iremos a ver de que hechizos se trata.
Burghok, atemorizado volvió a su cabaña, no había sido la mejor idea dejar ese libro a manos de Gul’dan, era demasiado ambicioso y querría dominar aquellas artes, Gul’dan no tenía miedo a nada, era todavía más ególatra que su compañero y quería convertirse en el chamán más poderoso de todos los orcos, aquella noche iba a marcar un antes y un después en la vida de su raza.
Cuando cayó la noche Gul’dan y Burghok se encontraron en las afueras del poblado, cargados con el libro se dirigieron hacia el este, a los territorios de los Draenei, Gul’dan planeaba hacer una masacre, a Burghok le parecía que había estado mirando demasiado el libro, no comprendía porqué tenía tanta ansiedad en probar los poderes que se mostraban en él, parecía diferente, ansioso de poder. Cuando llegaron, y todos los draeneis dormían Gul’dan empezó un ritual, de nuevo los poderes violeta se mostraron y una gran luz emanaba de sus manos, una tenebrosa voz se escuchaba en la oscuridad, y despacio, frente a ellos se empezó a formar una pequeña abertura que crecía poco a poco, creando un portal entre el mundo de Draenor y otro lugar, cuando el portal alcanzó el tamaño aproximado por el que podría pasar un orco, apareció un ser azul, formado por las sombras del caos, y se acercó a los dos jóvenes orcos, terminado el ritual el portal desapareció y el ser de sombra dijo llamarse Kromgak, y que era un abisario, había llegado para servir a su nuevo amo, su invocador Gul’dan. A Gul’dan se le iluminó el rostro y descubrió que aquel libro era mucho más poderoso de lo que se podía imaginar, echó un vistazo rápido y vio un par de hechizos que quería practicar, junto con el abisario y Burghok entró cabaña tras cabaña, y con los poderes de las sombras, la corrupción y el fuego aniquiló uno tras uno a todos los draenei del poblado, a medida que mataba, más era su ansia de poder, su sed de sangre era insaciable, Burghok vio que faltaban pocas horas para que amaneciera y urgió a Gul’dan a abandonar el poblado, ambos sabían que no podían volver a su pueblo con la invocación demoníaca, y creando otro portal, Gul’dan lo envió de nuevo al vacío, prometiendo invocarlo en futuras ocasiones para que le sirviera. Gul’dan estaba radiante, le encantaba su nuevo poder, un poder superior con el que podía destruir todo lo que se le pusiera por delante, los dos compañeros se despidieron, y prometieron no contar aquello a nadie, de momento.

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