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Un mundo de sombras – Capítulo I

| jueves, 21 de marzo de 2013
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Capítulo 1 – Ritual indebido

La lluvia era intensa en Draenor, mientras los orcos se enfrentaban entre ellos para saciar su sed de sangre, y los ríos de ira corrían por sus venas en los combates a muerte, Burghok, un joven aprendiz de las artes chamánicas practicaba en su cabaña, intentando combinar las fuerzas elementales. Tenía un carácter egocéntrico, pensaba que él era el mejor de sus compañeros, bajo la influencia de su mentor, el viejo chamán Ner’zhul, Burghok dedicaba todo su tiempo a convertirse en un gran maestro de las fuerzas de la naturaleza. Aunque era muy joven, ya dominaba muchos aspectos de la maestría chamanística. No obstante, había algo que al viejo chamán no le gustaba de él, y era su ímpetu por ser el mejor, el carácter competitivo que tenía con sus compañeros mostraba un lado oscuro en él, un aspecto sombrío del cual nadie imaginaba lo que podría llegar a realizar. Creía que los orcos eran superiores a los draenei que ocupaban Draenor, les tenía odio y pensar en ellos le causaba repulsión y aunque sus habilidades no eran las de un guerrero orco, la sed de sangre corría por sus venas. Quería demostrar a todos que ya no era un aprendiz, planeaba enseñarles lo que era capaz de hacer, y su determinación y alevosía lo hacían mucho más capacitado para ello que sus compañeros chamanes.

Una tarde fría se dirigió hacia las tierras que los draenei cultivaban, había una pequeña aldea, habitada por familias que dedicaban su tiempo a la agricultura y sus rituales draénicos, con sigilo se quedó mirando como actuaban, esperó que cayera la noche para dar fin a aquellos seres pacíficos e indefensos. Cuando el pequeño sol cayó y la oscuridad se apoderó de Draenor, Burghok entró en una pequeña cabaña, donde dormía un padre con su esposa y sus dos hijos, y con los poderes que más dominaba, los de fuego, y con un acto de extrema crueldad, acabó con la vida de la mujer y los niños, guardó al draenei para el final, para experimentar con un ritual que ansiaba probar. El draenei, cuando vio que su esposa e hijos habían perdido la vida a causa del vil orco, sus ojos se llenaron de ira y fuera de sí intentó dar muerte a Burghok en vano, pues el orco logró fácilmente con varias descargas de relámpagos, causar unas heridas profundas y mortales en el pobre draenei. Una vez terminado el asesinato, Burghok empezó el ritual que había encontrado en un viejo libro que le robó a su Mentor Ner’zhul, escrito por él mismo, su nombre lo atrajo mucho “Cómo levantar a los muertos”. Aunque no sabía bien lo que podía ocurrir, ya que nunca lo había practicado, puso todo su valor y su empeño y siguió con el ritual, voces le susurraban al oído, mientras unos poderes sombríos se apoderaban de su cuerpo, esa magia no era la que antaño había practicado, era una magia oscura, una magia negra, la cual no estaba pudiendo controlar, la luz violeta que los poderes emanaban iluminaban la habitación y podía ver aterrorizado como el corpulento draenei recuperaba el movimiento, observó con terror lo que estaba sucediendo y asustado interrumpió el ritual y corrió de nuevo hacia su hogar en el poblado orco. Aquella noche no pudo dormir, las voces le seguían susurrando y el joven chamán no sabía de donde venían, lo que había presenciado horas atrás no tenía explicación para él. ¿De donde había sacado su maestro aquel ritual tan sombrío?

Al día siguiente los guerreros orcos tenían previsto un ataque a los seres azules, planearon un ataque mortal hacia las cabañas del este, los objetivos de estos ataques no eran más que saciar la sed de sangre y apoderarse de esas tierras, cuando llegaron a uno de los poblados descubrieron que no había rastro de ningún draenei, habían huido pocas horas antes y la tierra se había vuelto oscura y estéril, las plantas que los draenei habían cultivado habían marchitado y el olor a putrefacción se respiraba en el ambiente. Inspeccionaron las cabañas y en una de ellas hallaron una criatura, poseia la misma figura que la de un draenei, pero tenía heridas profundas por todo el cuerpo y no parecía controlar sus acciones, daba la impresión de que esperaba alguna orden, los orcos no se podían explicar como las heridas mortales no habían acabado con él. Creyendo que se trataba de algún tipo de brujería, lo ataron y lo llevaron al poblado orco, para investigar que es lo que había ocurrido con aquella criatura.

Ner’zhul, el líder chamán de los orcos, mostró un gran interés por el caso, y quiso investigarlo en privado, comprobó que aquel ser no era ni más ni menos que una creación de la nigromancia, aquel arte que estaba intentando dominar. Sin embargo, el ritual no había sido terminado, a aquella creación le faltaba el último paso, la mente vinculante de su poseedor, que parecía que no hallaba. Ner’zhul recordó que aquel ritual lo había escrito en uno de sus libros e inmediatamente se dirigió a su biblioteca, comprobó que efectivamente su libro de rituales había desaparecido, el libro en el que había estado escribiendo todo aquello que aparecía en sus sueños, cegado por el miedo empezó a buscarlo por todos lados, pero no logró hallarlo. Después de descubrir lo que aquellos rituales hacían, se percató de que aquel poder tan superior podría ser demasiado ambicioso para su raza, sintiendo miedo de condenar a los orcos a ser esclavizados por aquel arte, Ner’zhul decidió no volver a practicarlo ni escribirlo. Ner’zhul decidió dar muerte a aquella creación inacabada y en ese mismo instante, los susurros en la mente de Burghok se desvanecieron. Tiempos oscuros iban a llegar para los orcos, aunque aquellos aún no lo sabían.
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